La misión de evangelizar de nuestra Iglesia implica tanto la proclamación de la fe como la transformación del cuerpo social, desde los principios cristianos, especialmente en la política. La palabra política tiene su origen en el griego “polis”, que significa “ciudad-estado” y se define como el arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. Otra definición es una actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro modo. (cf. Real Academia de la Lengua Española) A ejemplo de Jesús que vino a proclamar el Reino de Dios a través de la predicación, la justicia, libertad y la sanación como leemos en San Lucas 4, 18 – 19. Así también, nos da la dirección de nuestro actuar cristiano, con una fuerte carga social, como leemos en San Mateo 25, 31 – 46.
Es propio de los misioneros, desde siempre, anunciar la Buena Nueva de Jesucristo, atender las necesidades del prójimo, sin distingos de ningún tipo, y hacer prevalecer la justicia desde las enseñanzas cristianas. El Papa Francisco nos hace comprender que la misión es un cuestión colectiva que invita a salir de uno mismo para construir fraternidad y amistad social en su carta encíclica Fratelli Tutti -Hermanos Todos- del 30 de octubre de 2020. Nos dice el Papa Francisco: “Reiteradas veces he invitado a desarrollar una cultura del encuentro” (cf. Fratelli tutti n° 215), la caridad política es cuando se unen para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos (ver Fratelli tutti n° 180), “supera toda mentalidad individualista: la caridad social nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas” (ver Fratelli tutti n°182) Es por ello, que nuestra Iglesia siempre ha tenido caridad política y social a través de innumerables entidades de ayuda a los más débiles. El Fondo Universal de Solidaridad que capta las ayudas del DOMUND y de las Obras Misionales Pontificias, distribuye esa ayuda en cuidados de niños, discapacitados, ancianos; educación, salud, necesidades básicas como agua, luz, alimentación, etc. en todos los continentes, especialmente los lugares de misión que son tierras de pobreza. Nuestra Iglesia nos exhorta a que seamos cristianos con celo misionero y compromiso social. Los misioneros -y la Misión- tenemos deberes de participación activa social y política importante como individuos; y en colectivo debemos hacer incidencia en las actividades públicas que vayan encaminadas al Bien Común y la solidaridad para con los frágiles. ¡Que el Espíritu Santo trans- forme nuestras vidas y nuestra sociedad!
