A escasos 14 días de las elecciones generales en Honduras, para elegir nuevas autoridades que gobernaran el país por los próximos 4 años, es oportuno centrar la atención a uno de los textos del magisterio de la Iglesia más importante en materia política como lo es la carta encíclica “Fratelli tutti” (Hermanos todos) del Papa Francisco publicada el 3 de octubre de 2020. Dicho texto, enfatiza que la política debe estar arraigada en el pueblo, servir al bien común a largo plazo y no por intereses particulares, priorizar la dignidad humana y las mayorías; siendo todos responsables de hacerlo cada uno aportando al servicio de la paz y la comunidad, descalificando esa política que solo busca el beneficio propio y el poder y que ignora a los pobres, la desigualdad y la degradación ambiental. Alentado a los bautizados a involucrarnos en política para generar los cambios necesarios desde el Evangelio. En cuanto a la función y la responsabilidad política, Fratelli Tutti recuerda que “constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo”. La encíclica cita que “la paz es como la esperanza de la que habla el poeta Charles Péguy; es como una flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la violencia” porqué “sabemos bien que la búsqueda de poder a cualquier precio lleva al abuso y a la injusticia”. De ahí, que la política sea “un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre” a pesar de que, quienes se dedican a ella “no la viven como un servicio a la comunidad humana” y “puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”.
El documento de la Iglesia recuerda lo que el Papa San Pablo VI subrayaba: “Tomar en serio la política en sus diversos niveles: local, regional, nacional y mundial, es afirmar el deber de cada persona, de conocer cuál es el contenido y el valor de la opción que se le presenta y según la cual se busca realizar colectivamente el bien de la ciudad, de la nación, de la humanidad”, “un programa con el que pueden estar de acuerdo todos los políticos, de cualquier procedencia cultural o religiosa que deseen trabajar juntos por el bien de la familia humana, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad”. Además, el Santo Padre Francisco en su encíclica Fratelli tutti recuerda las “bienaventuranzas del político” propuestas por el cardenal vietnamita François-Xavier Nguyen Van Tuny que reproducimos elevando una oración a Jesús con la convicción que Él, puede hacer cambios en la conciencia de quienes se preparan para las elecciones: a.- Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad. b.- Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés; porque “cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro”.
