Por Janeth Lagos
En la oficina de la Parroquia Cristo Rey, ubicada en la colonia 21 de octubre de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, mientras se comparte un café con rosquillas, el Padre Rigoberto Velásquez, Párroco de esta comunidad, abrió su corazón para contar quién es. La sonrisa se le refleja en su rostro y nos comenta que, al hacerle esta entrevista, se le vienen muchos recuerdos de su infancia ya que creció entre el campo en medio de juegos y un ambiente religioso con su familia. El sacerdote es originario de Sabanagrande, Francisco Morazán. Su hogar estuvo marcado por la fe; su padre, falleció teniendo él una corta edad y su madre quedó al frente de una familia numerosa.
Vocación
El Padre Rigoberto, recuerda que jugaba en las calles empedradas de su comunidad mientras su madre trabajaba. Desde niño sintió el llamado al sacerdocio, influenciado por una familia religiosa y por el ejemplo del Obispo Auxiliar de Tegucigalpa, Monseñor Evelio Domínguez, amigo cercano de su abuelo. A pesar de su corta edad, nunca imaginó otro camino para su vida.
Comienzos
Su formación comenzó en el Seminario Menor dirigido por sacerdotes salesianos, donde vivió dos años intensos de disciplina, oración, estudio y alegría juvenil. Más tarde ingresó al Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, con una formación integral en sus cuatro áreas: espiritual, comunitaria, pastoral e intelectual. Fue ordenado diácono en el municipio de Talanga, Francisco Morazán, y más tarde sacerdote en su natal Sabanagrande, en una celebración que aún recuerda con emoción. Su referencia pastoral siempre fue Monseñor Domínguez, un pastor cercano, humilde y entregado.
Pastor
En su ministerio ha acompañado a comunidades rurales y urbanas, ha fundado consejos pastorales, trabajado con la juventud, las familias y los catequistas. Lleva 24 años al servicio de la parroquia Cristo Rey, ubicada en la 21 de octubre, donde ha visto crecer generaciones y ha sido testigo de luchas, esperanzas y fe. En sus 34 años de vida sacerdotal ha estado de párroco en tres parroquias.
Su mayor testimonio: Dios lo sanó
Una de las páginas más profundas de su historia llegó con la enfermedad. El Padre Rigoberto enfrentó cinco cirugías, entre ellas una por cáncer de riñón grado tres, una condición seria que descubrió solo después de la operación. Aunque el diagnóstico era grave, confió plenamente en Dios y pidió oración a su comunidad. Hoy, él mismo lo proclama con gratitud al decir “Me siento más sano que antes”. Hoy vive con un solo riñón, sigue controles médicos y cuida su salud, pero reconoce que la misericordia de Dios y las oraciones de su pueblo le han regalado más años de vida.